miércoles, 6 de marzo de 2013

El templo de Artemisa

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El Templo de Artemisa fue otra de las gigantescas construcciones, que, entre otras cosas, buscaba la magnificiencia total.



Ubicado en la ciudad de Éfeso (Turquía), estaba dedicado a la diosa griega de la caza, Artemisa. Su construcción fue comenzada por el rey Creso de Lidia y duró unos 120 años hasta su finalización y fueron varios los arquitectos que lo dirigieron.
El templo de gigantes dimensiones y una hermosa arquitectura fue considerado una de las 7 maravillas del mundo, según Antípatro de Sidón, quien elaboró la famosa lista.

El templo fue diseñado por el arquitecto griego Quersifrón, de la ciudad cretense de Cnosos y construido alrededor del año 550 aC. a expensas de Creso, el poderoso rey de Lidia. Fue terminado por Metágenes, con ayuda de Teodoro, el arquitecto del Hereo de Samos. Se eligió un terreno rocoso como precaución frente a terremotos, según Plinio el Viejo.

El templo se convirtió en atracción turística, visitado por mercaderes, reyes y viajeros, que pagaban tributo a Artemisa en forma de joyas y otros bienes. Su esplendor también atrajo adoradores que formaron el culto de Artemisa.

Se consideraba como lugar de refugio, tradición que se trasladó al mito con las amazonas que se refugiaron allí tanto de Hércules, semidiós de la fuerza, como de Dioniso, dios del vino.

El santuario de Éfeso fue destruido por un incendio provocado por Eróstrato el 21 de julio del año 356 aC., la noche que, se dice, nació Alejandro Magno.

Según la historia, su único fin fue lograr fama a cualquier precio.

Plinio describe el templo como de 377 pies de largo (115 m), por 180 pies de ancho (55 m), realizado principalmente en mármol, era el más grande de todo el mundo griego. Constaba de 127 columnas, cada una de 60 pies de alto (18 m), igual a 12 veces el diámetro de la base.

Tenía tres filas de columnas en la fachada occidental (con un total de 36), divididas en tres hileras de ocho columnas, dos columnas a los lados de las antas y una doble fila que dividía el gran pronaos en tres naves. La cella era alargada y estrecha, como en los templos arcaicos, y al fondo había un baldaquino, en el que se hallaba la estatua de culto, sobre los restos del altar del siglo VII aC. En la fachada posterior las columnas eran 9, y 21 a los lados.

Tras el incendio provocado del 356 aC., la obra de reconstrucción debió durar mucho tiempo. El propio Alejandro Magno, en el 334 aC., ofreció a la ciudad los medios financieros para poder terminar los trabajos. Oferta, que según Estrabón, rechazaron los efesios, aduciendo que no era conveniente que un dios le construyera un templo a otra divinidad.

La reconstrucción finalmente lograda, sería arrasada por los godos en el año 262, en tiempos del emperador Galieno.


A lo largo de los dos siglos siguientes, la mayoría de los efesios se convirtieron al cristianismo y el antiguo templo perdió su interés religioso. Los cristianos derribaron los restos del edificio y reutilizaron los materiales para otras construcciones.

El lugar del templo fue redescubierto en 1869 por una expedición del Museo Británico. Aún pueden verse varias esculturas y artefactos, aunque de la séptima maravilla del mundo solo queda en pie una columna.

Existe una referencia en el Nuevo Testamento de la Santa Biblia al templo de Diana de los Efesios, lo cual nos ayuda a percibir que se hacían figurillas de este templo (posiblemente a escala), para su venta, y el fervor que los efesios de ese tiempo tenían por su edificio.

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1 comentario:

  1. Lo realmente lamentable de estos monumentos colosales... es q a muchos loa hayan destruido simplemente por pensar distinto a los q los crearon.... la raza humana es la unica q destruye lo ajeno y/o propio solo por enojo.. envidia.. guerra.. celos.. estupidez.. fanatismo.. etc etc... privando a generaciones enteras de conocer.. estudiar o simplemente disfrutar miles de estas maravillas arquitectónicas.CHINO JAVI

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